lunes, 13 de mayo de 2013


Problemas con mi Hijo


Fui a la casa de mi mejor amiga Claudia porque estaba teniendo un inconveniente que me tenía preocupada y necesitaba hablarlo con alguien. Ambas rondamos los 40 años pero ella decidió mantenerse soltera y sin hijos, en cambio yo soy divorciada y tengo un hijo llamado Franco de 19 años que no es para nada buen estudiante. Ya repitió de años varias veces y aún sigue en el secundario, pero no es ese el problema que me preocupa.

Me alegraba saber que podía contar con mi amiga Claudia. Ella es una rubia muy bonita con un cuerpo algo trabajado por imperceptibles cirugías que le garantizaban la figura de una veinteañera que resaltaba con un sutil bronceado, muy distinta soy yo, de cabello oscuro y piel pálida, algo arruinada con el paso de los años, alguna que otra pequeña arruga y mis pechos y cola ya no se mantienen tan firmes como antes, al menos mantengo un buen peso lo cual me ayuda un poco restando algunos años. Cuando llegué a la casa de Claudia ella me hizo pasar y nos sentamos a tomar un té.

- A ver, contame cuál es ese problemita que tanto te atormenta Adriana – me preguntó mi amiga
- El problema es con Franco, mi hijo, últimamente no se que le está pasando, hasta me da vergüenza contarlo.
- Vamos, ¿a caso no soy tu amiga? No te preocupes, confiá en mi, esto queda entre nosotras- me tranquilizó.
- Muchas gracias. El problemita empezó hace unas semanas cuando me llamaron de la escuela de Franco. Tuve que reunirme con una de sus profesoras, la mujer parecía muy indignada y de personalidad rígida a pesar de ser tan jovencita, no debe tener más de 31 o 32 años. Ella me asegura que mi hijo se había comportado de una manera sumamente irrespetuosa. Al parecer ella estaba hablando a solas con Franco por su bajo rendimiento en la materia que dicta esta profesora y él sin previo aviso se bajo el pantalón y le pidió que le haga sexo oral. Yo no podía creer lo que me decía, cuando al fin me terminó convenciendo de que era verdad le aseguré que reprendería a mi hijo y que jamás volvería a suceder algo parecido. El problema siguiente fue que no me anime a hablarlo con mi hijo, no sabía cómo entablar la conversación y dejé que el tiempo pase. Hace un par de días me llamó por teléfono esta profesora diciéndome que había vuelto a suceder lo mismo y que se vería obligada a hablar con el director para ponerlo al tanto del asunto y que suspendan a Franco del colegio. Yo le rogué que no hiciera eso, que esta vez sería más severa conFranco. Ella me dio otra oportunidad pero me dijo que de todas formas debía notificar al director y que yo debería reunirme con él algún día. Yo no tengo problemas en ir a hablar con el director, pero hablar del tema con mi hijo me cuesta muchísimo, no quiero avergonzarlo.
- Entiendo perfectamente Adriana, lo que pasa es que el chico ya entró en la pubertad y le debe gustar la profesora, es algo típico a su edad. Si querés lo hablo yo con él, no va a ser tan vergonzoso hablarlo con alguien que no es familiar.
- ¿Harías eso por mi amiga? Muchas gracias, no tengo palabras para agradecerte.

Con Claudia acordamos un día para que ella valla a mi casa, el plan era que nosotras estaríamos charlandocomo cualquier día y yo debía irme con la escusa de comprar algo. Debía dejarla sola con Franco cuandoél estuviese con nosotras. Todo salió perfectamente solo que yo cambie un poquito el plan, cuando salí dela casa volví a ingresar por la puerta del patio sin hacer ruido y desde ahí me puse cerca de una ventanitamedio tapada por unas plantas y me quedé observando, Claudia le estaba hablando a Franco.

- Tu mamá está preocupada por vos Franquito – comenzó diciéndole – se enteró del incidente que tuvistecon tu profesora y está tan apenada que no sabe cómo hablar del tema con vos. – mi hijo la miraba sin decir nada – pero no te preocupes no es tan malo, es algo típico de tu edad y esa profesora se lo debería haber tomado con más humor y como mucho retarte, no hacer tanto escándalo – mi hijo dejó salir una sonrisa, ella se estaba ganando su confianza – es lógico que a esta edad se te despierten los deseos sexuales. Tengo entendido que le pediste a tu profesora que te la chupe, ¿alguna vez te la chuparon? – mi hijo contestó tímidamente que no – ya me parecía y seguramente te gustaría poder saber que se siente – ahora fue un tímido si por parte de Franco – bueno, la solución para eso es muy simple, vení, parate acá – mi hijo se puso de pie junto a Claudia ella le sonrió y estiró su mano hacia él apretándole el bulto con fuerza y luego metió la mano dentro del pantalón – oh, venís bien equipado Franquito – cuando sacó la mano pude ver una verga de buen tamaño algo oscura y con muchos pelitos negros.

Claudia se arrodilló en el suelo y con una mano lo masturbaba haciendo que su pene se ponga tieso. Mi hijo la miraba incrédulo pero se dejaba tocar, ella saco su lengua y comenzó a pasarla suavemente por el glande, luego abrió grande su boca y se tragó la verga, comenzó a darle lentas chupadas mientras le apretaba los huevos, se la tragaba toda y se la sacaba despacito de la boca. De a poco fue acelerando el ritmo de la mamada provocando que mi hijo comience a gemir, ella se la sacaba de la boca, la lamia dos o tres veces y se la tragaba otra vez haciendo ruiditos mientras chupaba sin parar.

- Dale Franquito, apurate a acabar que ya está por venir tu mamá – le decía ella mientras lo pajeaba, siguió chupándosela con más fuerza, sus pelos dorados saltaban para todos lados con el rápido movimiento de su cabeza – a ver si con esto terminás más rápido – dijo sacando sus grandes y firmes tetas por el escote y poniendo la verga entre ellas y frotándola dándole chupadas al glande hasta que un chorro de líquido blanco salió de la verga chocando directamente contra los labios de Claudia, mi hijo empezó a llenarle las tetas, la cara y el cuello de abundante leche, ella lo pajeaba y le daba chupadas tragándose parte de lo que salía, luego se la mamó hasta que quedó muerta – anda para tu cuarto ahora q seguramente ya vuelve tu mamá.

Franco se fue satisfecho a su cuarto y Claudia se disponía a limpiarse con el agua de la pileta de lavar, entonces me paré y deje que me viera en el patio, ella no se asustó, solo me sonrió y abrió la venta.

- ¿Ese era tu brillante plan para ayudar a mi hijo? – le pregunté
- Así es, y estoy segura de que funcionó – me decía mientras jugaba con la leche que tenia salpicada encima – ahora ya sabe lo que es un pete, se dio el gusto, no la va a joder más a la profesora.
- Espero que tengas razón, bueno aunque el método me pareció un poco drástico, gracias amiga por tu ayuda.
- De nada Adriana, además hice tantos petes en mi vida que hacer uno más no me afecta en nada.

Desde el evento con Claudia mi hijo andaba más relajado y feliz, me alegraba verlo de esa forma pero pordesgracia eso sólo duró unos días. Empecé a notar que a él se le paraba todo el tiempo y a veces intentaba disimularlo y se iba al cuarto, yo me hacía la boluda como si no hubiese visto nada, pero me apenaba un poco saber que no podía controlar su excitación. Un día llegué a la casa luego de hacer unas compras y me sobresalté al ver a mi hijo en el sillón de la sala haciéndose una paja, él me vio al instante.

- Hay hijo, pero estas cosas hacelas en tu cuarto, no en el medio de la sala – lo regañé severamente.
- Ahhh, ya termino – me dijo él con voz entrecortada entonces corrí a la cocina a buscar unas servilleta de papel y se la alcancé.

- Tomá, sino me vas a manchar todos los muebles – él agarró una y a los pocos segundos vi la leche saltando de su verga sobre la servilleta y también cayendo al piso alfombrado, me desesperé al ver eso y rápidamente me agaché a limpiar con otra servilleta, pensé que ya había salido toda la leche pero me equivoqué, siguió pajeándose y otro chorro de leche saltó y fue a parar justo a mi mejilla, atónita no tuve mejor reacción que voltear para mirar la verga y otro chorro me cayó en la frente y un tercero fue a dar justo contra mi boca, yo mantuve los labios apretados y corrí a la cocina a lavarme, cuando regresé a regañar a mi hijo éste ya se había encerrado en su cuarto.

Me preocupaba mucho lo sucedido pero también pensaba que se trataba solo de un infortunio porque llegue justo en el peor momento y fue mi culpa el haberme metido delante. Un par de días más tarde estábamos los dos sentados mirando televisión, él en ese mismo sillón y yo en un sofá, algo apartada, cuando miro de reojo vi que había sacado su verga del pantalón y se estaba pajeando, no supe cómo decirle que no hiciera eso, él muy tranquilamente se humedecía el pene con saliva y se daba fuerte con la mano como si yo no estuviese allí, intenté centrar mi atención en la tele pero no podía evitar pensar que ahora si me arruinaría la alfombra, pero no cometería dos veces el mismo error. Pasaban los minutos y él no detenía su sesión de masturbación.

- ¿Otra vez con eso? – le dije indignada – antes de que termines te vas para otro lado, sino me vas a arruinar la alfombra.
- ¿A dónde querés que vaya? – preguntó.
- Donde sea, pero no me arruines la alfombra ni los muebles – siguió pajeándose más rápido y de pronto se puso de pie, pensé que se alejaría pero en lugar de eso caminó hasta donde estaba yo.
- ¿Si acabo acá arruino algo? – dijo apuntando su verga hacia a mí, yo me aparté pero él se me tiraba encima, lo empujaba pero termino haciendo que quede acostada en el sofá y apuntó hacia mi remera a la altura de las tetas y descargó, la leche caía a montones sobre mi ropa y mi cuello, la podía sentir cálida y fluyendo sobre mí, cuando terminó vi la gran cantidad de semen que había quedado en mi remera.
- ¿Pero vos estás loco? ¿Cómo se te ocurre? Mirá cómo me dejaste la ropa – lo regañé poniéndome de pie – que estúpido que sos, soy tu madre carajo, un poquito de respeto.
- Hay no te bancás una joda vos también - me dijo desilusionado. Pensé q había sido muy severa con él.
- Perdoname hijo, es que estas cosas no son para hacer jodas, no quise hacerte sentir mal – entonces me dispuse a quitarme la remera y como hago siempre, la levanté sobre mi cabeza, al hacer esto toda la leche terminó pegándose a mi cara y yo quedé en corpiño y desorientada.
- Pero que boluda que sos – me dijo Franco matándose de risa, no tuve más remedio que reírme junto con él por mi estupidez y fui al baño a lavarme la cara, me sorprendió verla tan llena de esperma, hacía mucho q no la veía así. En los días siguientes Franco ya no tenía miramientos de dónde y cuándo se masturbaba, lo hacía a cualquier hora y en cualquier lugar, pero por mis regaños ya no volvió a acabar sobre mí ni a mancharme la alfombra, un día estábamos como de costumbre mirando televisión y él se sentó al lado mío en el sofá, a los 20 minutos sacó su verga y comenzó a tocarse, yo miraba a veces de reojo, pasaron unos minutos y vi que seguía tocándola con ganas pero no se le paraba.

- ¿Te pasa algo? – le pregunté señalando su pene.
- No sé, ni idea. No se me para.
- Hay hijo, es que estás todo el día tocándote, llega un momento en que tenés que dejarla descansar.
- Pero si no me pajeé en todo el día, Y ayer tampoco – era cierto, no recordaba haberlo visto en las últimas horas.
- Mmm, que raro, a tu edad no creo que haya problemas de impotencia, al contrario. Tal vez es que masturbarte ya no te excita, necesitás algún otro incentivo.
- ¿Qué tipo de incentivo?
- No sé, como mirar fotos eróticas o algo así – en casa no teníamos internet porque yo sabía que era una mina de pornografía, por eso no la quería conectar – comprate alguna revista erótica, yo te doy permiso, pero que no sea muy zarpada ¿eh?
- No mamá, me da vergüenza ir a comprar esas cosas.
- Yo no la voy a comprar por vos.
- No dije eso, pero ya se como podrías ayudarme. ¿Me dejás ver tus tetas?
- Claro que no, soy tu madre, ¿cómo te vas a pajear mirando las tetas de tu mamá?
- Por favor, si yo total imagino que son las de otra persona, al fin y al cabo son tetas, todas las minas tienen.
- Pero hijo… no me parece… es algo…
- Es por un ratito nomás, ¡porfis! – me partía el alma verlo insistir tanto.
- Bueno, está bien, pero sin tocar, mirás desde ahí.

Me quité la blusa quedando en corpiño y él se acomodó para poder verme de frente con la verga en mano. Lentamente puse las manos en la espalda y desabroché mi corpiño, mis tetas son grandes y quedaron colgando delante de él con sus marrones pezones tan marcados. Franco comenzó a pajearse y en unos segundos se le paró como solía hacer siempre. Me sonrió alegre porque el método había funcionado, para incentivarlo un poquito más subí mi falda un poquito, no se me veía la bombacha pero si las piernas casi en su totalidad, sus ojos subían y bajaban asombrado por lo que veía y se pajeaba cada vez más rápido. Agarré mis tetas y las levanté y empecé a hacerlas saltar, veía como con sus dedos llevaba saliva desde su boca a su glande y seguía pajeándose sin darse tregua, yo pellizcaba mis pezones.

- Mamá, ¿Dónde acabo? No traje la servilleta – me dijo.
- Hay hijo, lo hubieses pensado antes, para colmo a vos te salen doscientos litros de leche, vení acabame en las tetas – le dije sin medir mucho mis palabras, me acosté en el sofá y él se puso de pié al lado mío, apuntó su verga y en pocos instantes la tibia leche comenzó a cubrirme las tetas, por lo dura que la tenía y lo fuerte que se pajeaba supe que estaba muy excitado, la leche en mis tetas se deslizaba hasta mi panza y mi cuello y él frotaba su glande contra uno de mis pezones, cuando por fin terminó cayó sentado en el sillón, yo me senté en el sofá y miré mis tetas, las apreté llenando mis manos de leche.

- ¿Te gusto? – le pregunté
- Si, me gustó mucho, gracias mamá, sos la mejor.

Eso lo dejó tranquilo por dos días más o menos pero cuando se me acercó en la cocina por detrás y me agarró las tetas supe que había vuelto a excitarse.

-- ¡Hey! ¿Qué hacés? – le dije apartándolo de mi, vi que tenía el bulto bien grande.
- ¿Me ayudás otra vez? – me preguntó
- Que te haya ayudado una vez no quiere decir q te vaya a ayudar todos los días, y nada de estar agarrándome las tetas – sacó su verga del pantalón y la tenía bien dura.
- Dale, te prometo que no toco.
- Bueno, pero sentate ahí y te quedás quietito – le dije señalándole una silla.

Se sentó y yo me quité la blusa y el corpiño, él comenzó a hacerse la paja, para no quedarme viendo sin hacer nada me puse a masajear mis tetas y a apretar mis pezones.

- ¿Te podés sacar el pantalón? – me pidió Franco.
- No, ya me estás pidiendo mucho – me negué.
- Si querés dejate la bombacha puesta, pero quiero verte la cola, la tenés muy linda.
- Que halagador, pero no hijo, ya está toda caída. No es linda.
- A mí me gusta,
- Ok, está bien. Pero si no te gusta no es mi culpa.

Me desabroché el pantalón y comencé a bajarlo, tenía puesta una bombacha negra que no transparentaba pero era algo pequeña y se me metía en la cola. Noté su emoción al verla. Me acerqué un poco a él y me di vuelta mostrándole mi cola, me agaché un poquito pero mantuve mis piernas juntas, escuchaba su respiración agitada.

- Está muy linda mamá – dijo pasando su mano por encima de una de mis nalgas – acá se te asoma un pelito – por el borde de mi bombacha de asomaba uno de los tantos pelitos de mi concha, él lo tomó con sus dedos y tiró de él.
- ¡Auch! No hagas eso, que duele – me quejé por el escalofrío que me produjo lo que hizo – su mano recorría mi cola y antes de que llegue al centro me di vuelta – ¿Te falta mucho?
- Casi nada, dejame acabarte en las tetas – no discutí porque sabía que terminaría convenciéndome, me arrodillé delante de él y me apuntó con su verga a los pechos y espere un buen rato apretándomelas mientras él sacudía su mano, cuando por fin acabó no lo hizo en mi cara, sino que la leche fue a parar contra mi cara, rápidamente cerré los ojos y la boca y sentí como el esperma se me pegoteaba por toda la cara, en mis labios, las mejillas, los ojos, la frente, parecía no parar nunca de salir, como si fuera poco aprovechó para agarrarme una teta y apretármela mientras su verga quedaba contra mi cara largando las últimas gotas.
- Dijiste que en las tetas – suspiré mientras sacaba con mis manos la leche que había quedado contra mi boca, luego saqué la que no me permitía abrir los ojos, sentía toda la cara pegoteada y el sabor a semen en mi boca, él seguía con su paja y antes de salte mas leche agarré su verga con la mano y ésta vez si la apunté a mis tetas pero solo salieron unas pocas gotas. Vi la mano con la que me había limpiado la cara y estaba llena de esperma.
- Chupate los dedos – me pidió mi hijo.
- No, eso sí que no – me negué pero él me miró como si le hubiese dicho que si sin más remedio acerqué los dedos a mi boca y los introduje, el sabor a semen se incrementó notoriamente, pasé la lengua alrededor de mis dedos mirándolo a él y mi mano seguía sobre su verga, así que la moví un poco como haciéndole una paja, grave error porque al toque se le empezó a parar de nuevo. Me tragué el semen y le dije - ¿otra vez se te puso dura?
- Si, y a ésta la empezaste vos así que la terminás vos – me exigió, entonces empecé a pajearlo con mi mano derecha y con la otra le masajeaba los huevos, se la sacudí un buen rato apretándola fuerte – está bien, dejá que sigo yo, vos parate – me pidió y le hice caso, me puse de espaldas a él porque supuse que quería seguir viendo mi cola, su mano acaricio nuevamente mi nalga y mi bombacha – que buena cola que tenés mamá, me encanta y seguramente también tenés una concha re jugosa.
- Hay hijo, no me avergüences más de lo que ya estoy – su mano pasaba por mi bombacha
- Lo digo en serio mamá, seguro la tenés bien peluda y carnosa – estaba comenzando a bajar mi bombacha – con labios bien gordos y el agujero bien abierto.
- Hay no, qué vergüenza, no digas esas cosas – la bombacha ya me había quedado a la mitad de la cola.
- De solo imaginarla se me pone más dura ¿la tenés mojada? – en realidad si la tenía húmeda pero no quería decírselo él intentó bajarme la bombacha pero con mis manos la detuve – nunca vi una concha y me gustaría que sea la tuya la primera que vea – me conmovió con lo que dijo así que resignada terminé de bajar mi bombacha dejando ante sus ojos mi carnosa y peluda concha con el agujero bien abierto, me di vuelta y terminé de quitarme la bombacha, tenía pelos en el pubis pero no tantos. La división de mis labios se distinguía muy bien, él estiró su mano hacia mí pero lo detuve. Con dos dedos abrí mi concha enseñándole mi clítoris que era de buen tamaño, luego di media vuelta y me agache, abrí otra vez mi concha y ahora podía verla en su totalidad – si, tenés el agujero bien abierto mamá, y es rosadita por dentro me encanta su mano se posó sobre mi nalga apretándola con fuerza, me agaché un poco más – huy el culito también lo tenés bien abierto, ¿alguna vez te la metieron por ahí?
- Si, varias veces, es muy lindo – volví a quedar frente a él y le dije – ahora me voy a bañar, si querés seguí mirando en el baño.

Apareció en el baño totalmente desnudo y mientras yo abría la ducha él se sentaba sobre la tapa del inodoro con la verga dura en mano. Comencé a ducharme y eso me relajó mucho, además de que me quité el pegote que tenía en la cara, él no dejaba de pajearse y mirarme, me mojé el pelo y le puse champú, también puse un poco en los pelos de mi concha, froté hasta que se hizo espuma y me la enjuagué, de vez en cuando me agachaba un poco para que él mirara mi concha, me cepillé los dientes para sacarme el gusto a leche. Después él se acercó y se metió bajo el agua, comenzó a lavarse la cabeza, yo me puse champú en la mano y le agarré la verga, limpiándola bien, me agaché delante de él y seguí haciéndole la paja pero él no acababa entonces me rendí y me puse de pie, tomé una toalla y salí de baño, él hizo lo mismo detrás de mí y en lugar de ir hasta su cuarto me siguió hasta el mío. Me sequé bien y me senté en la cama, él hizo lo mismo y siguió pajeándose, entonces me puse en cuatro sobre la cama con las piernas bien separadas y la concha abierta con la ayuda de mis dedos, él me acariciaba la cola y me miraba.

- Metete los dedos mamá – me pidió y no pude negarme, metí dos dedos en mi concha tan adentro como pude soltando un gemido, empecé a moverlos y a frotarme el clítoris, ahí estábamos los dos masturbándonos juntos y a mi comenzó a apenarme que la cosa haya llegado tan lejos pero inevitablemente mi concha se estaba mojando cada vez más. De pronto sentí su verga contra mi nalga y rápidamente me tiré boca arriba en la cama.
- ¡No! Eso no, eso ya si es demasiado – él pareció entender y se acercó a mí, agarró una de mis tetas y siguió con su paja mientras apretaba mi pezón, puso su verga contra mi panza y allí la frotaba, luego la frotó contra mis tetas, yo seguí colándome los dedos cada vez más rápido y gimiendo cada vez más, abrí mis piernas y él miraba como los dedos entraban y salían de mi concha y las expresiones de placer en mi cara.
- Ya voy a acabar – me anunció entonces yo giré sobre la cama apuntando mi concha a él, él tomó una de mis piernas y la mantuvo levantada y dejó salir toda su leche sobre mi concha y mis dedos que seguían entrando y saliendo, me los llevé a la boca y chupé el semen, él se acercó más a mí y puso la verga contra mi vello púbico largando allí sus últimas gotitas, podía sentir sus bolas apretadas contra mi concha. Se sentó en la cama y se quedó mirando cómo su madre se hacía la paja y gemía cada vez más hasta que un chorro de líquido salió de ella y me inundó una ráfaga de placer.

Al otro día cuando llegué de trabajar lo vi pajeándose en el sofá, me pidió que me acerque y me agarró una teta, me quitó la blusa y el corpiño, cuando me quiso quitar el pantalón lo detuve.

- No, hoy estoy indispuesta – él entendió pero quedó desilusionado.
- Pero tenía ganas de verla, entonces… ¿me hacés la paja vos? - Como me sentía apenada de haberlo ilusionado, accedí a pajearlo, me arrodillé entre sus piernas y comencé a sacudírsela con fuerza – mirá que linda saliste – me dijo alcanzándome su celular, allí pude ver una foto mía tendida en la cama totalmente desnuda, también había fotos de mis tetas y tremendos primeros planos de mi concha.
- ¿Cuándo sacaste esto? – le pregunté atónita.
- Anoche, mientras dormías. Tenía pensado mostrárselas a mis compañeros en la escuela.
- ¿Cómo se te ocurre hacer eso? Soy tu madre.
- Si pero ellos no saben que sos vos, seguro les gusta.
- ¡No, borralas! No me hagas esto.
- Las borro con una condición. Haceme un pete.
- No, estás loco, no te la voy a chupar.
- Dale, si seguro te gusta chuparla, ¿me vas a decir que nunca hiciste un pete? Vos me la chupás y yo borro las fotos. Todos contentos – miré su verga y pensé en el escándalo que se armaría en su escuela si él se pusiera a divulgar fotos de mujeres desnudas y peor aún si descubrían que esa mujer era yo. Acerqué mi cara y saqué la lengua, le di una pequeña lamida al glande, mi hijo tenía razón en algo, si había hecho muchos petes a lo largo de mi vida, abrí mi boca y la engullí toda, moví la lengua en círculos y la saqué de mi boca solo para volver a sumergirla otra vez. La tenía tan grande que no podía comérmela toda – eso mamá así, que rico que la chupás, me alegra mucho saber que mi mamá es una buena petera – esas palabras me incentivaron y empecé a chupársela con más ganas y a lamerle los huevos, como él ya había estado pajeándose un rato no pasó mucho tiempo hasta que me llenó la boca de leche – dale mamá, tragátela toda – empecé a tragar lo que me parecieron litros de semen y lo que no pude tragar terminó en mi barbilla chorreando hasta mi cuello, se la chupé hasta que ya no salió una gota más.

Ese mismo día más tarde, cuando me disponía a preparar la cena se me acercó con la verga en la mano.

- Antes de comer la comida te vas a comer otra cosa – me dijo – Sin decirle nada me agaché ante él y volví a meterme la verga en la boca. Él me agarró de los pelos y comenzó a ensartarme por la boca, la sentía hasta el fondo de mi garganta. Intentaba tomar aire por la nariz mientras él me sacudía - ¿te gusta cabecear mami… te gusta? Cométela todita así, así… hasta el fondo – me tuvo varios minutos metiéndomela frenéticamente por la boca hasta q me soltó cuando la leche comenzó a brotar - ¿te gusta tomar la lechita? – me decía mientras yo me la tragaba toda.

Supe que mi hijo ya se estaba descontrolando conmigo y me tenía a su merced, esos dos no serían los únicos petes que debería hacerle.
Mis preocupaciones me llevaron nuevamente a la casa de mi amiga Claudia. Esta vez sentía que el problema con Franco era mucho más grande. Mi amiga me recibió alegremente como si no notara mi cara de preocupación o hubiese olvidado que le había dicho por telefono que necesitaba hablar con ella de un serio problema. Ni siquiera acepté tomar un té con ella.

- Me siento muy apenada Claudia, necesitaba urgentemente hablar con vos – comencé diciéndole.
- Tranquila Adriana, contame qué es lo que está pasando pero con calma.
- Por desgracia creo que nuestro intento por tranquilizar un poco a Franco terminó resultando a la inversa, ahora está más descontrolado que antes, se ve que le gusto que se la chupen porque ahora… ahora soy yo quien se la tiene que chupar.
- ¿Se la estás chupando a tu propio hijo? – no noté que me estuviece regañando o entendiera la complegidad del asunto porque me miraba con una extraña sonrisa – a ver contame cómo fue que paso eso y no omitas detalles, todo puede ayudar – le conté como estúpidamente me fui desnudando ante los deseos sexuales de mi hijo y cómo fue que me chantajeó para que terminara practicándole sexo oral.
- Desde entonces cualquier momento libre que tenemos en el día me exige que se la chupe. El otro día, por ejemplo, me hizo hacerle un bailte tipo streap tease. Tuve que ir desnudándome de forma provocativa delante de él y después meterme los dedos en la concha, le tuve que bailar arriva de la verga, obviamente no dejé ni que me toque la vagina, pero agarró la costumbre de chuparme las tetas y como es la única parte que le dejo tocar a gusto, me las estruja todas, después me tuve que agachar a chupársela de forma sexy, dandole lentas chupadas a todo el largo y en la punta, metérmela en la boca y gemir mucho mientras la llenaba de saliva y él constantemente diciéndome cosas como “Comemela toda mami” “Se nota que te gusta chuparla” “Que buenos petes hacés” y eso me pone aún más incómoda y cuando estaba por acabar se puso de pie y me hizo abrir la boca, empezo a tirarme toda la leche para que me la trague y mientras acababa me asotaba la verga contra la cara haciendo que el semen salte para todos lados, como si fuera poco el desgraciado me sacó una foto con la cara llena de leche. Pero eso no fue todo, los días pasaron y cuando me hizo desnudarme en mi pieza él se acostó boca arriba y me hizo ponerme sobre él en posisión de 69, obviamente le prohibi que me tocara la concha y q si lo hacia se terminaba todo, pero se la tuve que chupar regalándole una tremenda vista de mi concha mientras él me apretaba las nalgas y me decía cosas como “Que abierta que la tenés” “Seguro que te cogieron mucho mamá” “¿Te gusta que te rompan el culito?”
- Bastante atrevido el nene – fue la primera señal que mostró Claudia de haber encontrado algo malo en todo el asunto – bueno Adriana, veo que ya es momento de pasar a la segunda parte del plan. Dejalo en mis manos, yo me encargo.

Esa misma noche Claudia fue a cenar a mi casa, llevaba puesto un conjuntito blanco bien pegado al cuerpo con un tremendo escote y era tan cortito que apenas se agachaba un poquito se le veia la tanga. Tenia unas botas largas que hacían juego con el conjunto, los ojos de Franco no daban abasto, no paraban de mirarla aunque intentaba disimularlo. Despues de la cena nos quedamos los tres charlando un rato y yo les dije q estaba muy cansada y me fui a dormir, Claudia dijo que ya en un ratito se iba, me despedí de los dos y me fui a mi cuarto. Me encerré alli e intenté dormir, pero como sabía lo que iba a suceder no conseguía consiliar el sueño. Pasaron varios minutos y dejé la puerta de mi dormitorio abierta con la luz encendida para que mi amiga supiese que estaba despierta, al rato la vi aparecer en la puerta, estaba completamente desnuda enseñeando su torneado y bronceado cuerpo sin marcas y llevaba toda su ropa colgada del brazo, la dejó en un rincón y me sonrió, para mostrarme que el plan había funcionado separó sus piernas y con dos dedos abrió su lampiña concha, noté que hacía algo de fuerza con ella y vi salir un fluido goteo de semen q caía sobre su otra mano, luego se la llevó a la boca y lo lamió todo. Se sentó en la cama cerca de mí.

- Salío todo perfecto Adriana, Franquito quedó de cama – comenzó diciéndome - no se va a despertar en toda la noche, que ganas tenía el pendejo. Apenas me lo llevé al cuarto se puso a tocarme como loco, me sacó la ropa y me dejó en tanga, me chupaba las tetas como si fuece la primera y última vez que lo hacía. Sacó la verga y me hizo chupársela, después de la mamada me saque la tanga y sin pedirme permiso me empezó a manosear la concha, después la que no le dio tregua fui yo, lo senté en la cama y me puse arriba de él con las piernas abiertas, apunté bien la verga y me senté, vos tendrías que haber visto la carita que puso cuando entró toda, estaba desesperado. Ahí usé toda mi experiencia para garcharmelo, se emocionó tanto con el debut que no aguantó mucho, al ratito nomas sentí como me llenaba la concha de leche pero se la chupé un rato y se le paro otra vez, esta vez me dijo que me ponga en cuatro y me siguió cogiendo, esta vez aguantó más, me la metía fuerte y para colmo la tiene grande, yo sentía que la concha me iba a explotar, yo la pase muy bien también, debo confezar que me calenté mucho y bueno, una vez que acabó de nuevo, cayo fundido. Lo dejé durmiendo y me vine para acá.
- Gracias Claudia, espero que con esto empiece a tomar seriamente la idea de conseguirse una noviecita o alguna amiga medio facilita.
- Si, tal vez. A la que no noto muy bien ahora es a vos, ya esta arreglado el problema con Franquito, pero vos todavía seguis alterada y tensa amiga.
- Es que todo esto me genera mucho estress.
- A ver vení, yo se lo que necesitás vos, sentate acá – me hizo sentar cerca de ella pero dándole la espalda, yo tenía puesto un camisón rojo oscuro y la bombacha, ella se puso detrás mio y comenzó a masajearme los hombros – relajate, esto te va a hacer bien – me masajeaba el cuello y yo cerraba mis ojos, era cierto, me estaba relajando mucho – entre el trabajo y los petes a tu hijo debés estar re contracturada – bajó por mis brazos las tiritas del camisón y mis tetas quedaron al aire, paso sus menos por debajo de mi cuello y volvió a mis hombros, en un momento sentí sus tetas pegadas a mi espalda y volvió con sus manos al frente, las paso por la parte superiro de mis tetas y siguió bajando hasta rozar mis pezones, luego volvio a los hombros, hizo eso dos o tres veces – a ver, ahora acostate boca abajo – me pidió pero no son antes quitarme el camisón y dejarme en bombacha.

Me masajeó la espalda y se sintió super bien, me distendía mucho, ella se sentó sobre mi con las piernas a los lados, no quería decirle nada pero sentía su concha húmeda contra mi espalda y eso me ponía un poquito incómoda. Sus dedos se deslizaban bajo mi cuerpo y me apretaba fuerte las tetas, luego se dio vuelta sobre mi, ahora su concha estaba en la parte superior de mi espalda y ella masajeaba mis nalgas y piernas, con el movimiento su húmeda concha se me frotaba por toda la espalda mientras sus dedos apretaban mis piernas y las recorrían todas, a continuación me pidió que me ponga boca arriba, me di vuelta y ella seguía allí y con su concha apuntando hacia mi cara, nunca había visto una tan de cerca, estaba abierta y muy mojada, siguió masajeando mis piernas y a veces sus manos pasaban por mi pubis tocándolo por arriba de la bombacha.

- Todavía te sale leche por acá – le dije refiriéndome a su concha. Ella la abrió más con sus dedos y haciendo fuerza dejó salir unas gotitas que cayeron sobre mis tetas, luego se metió dos dedos bien adentro y se los chupó, luego su concha quedó sobre una de mis tetas y mi pezón se le metía adentro, levantó mis piernas y me quitó la bomacha, siguió masajeandome y ocacionalmente sus dedos rozaban mi concha, luego sentí que la tocaba de lleno y con sus dedos abría mis labios.
- Uy, la tenés muy mojadita Adriana – me dijo tocando mi clítoris.
- ¿Me la vas a chupar? – le pregunté yo adivinando sus intenciones.
- ¿Te molestaría si lo hago? – se puso de frente a mi y me miró a los ojos.
- No, no creo. Tal vez me ayude a relajarme – me sonrió y se acercó a mi concha, me abrió las piernas y sumergió su cabeza en ellas, primero sentí sus labios apretar firmemente mi clítoris luego su lengua introducirse en mi agujero, atraje más su cabeza hacia mi y comencé a dar gemidos, era la primera vez que permitía que una mujer me hiciera eso – ohhhhh sii, se siente muy bien – su boca violaba todos los rincones de mi vagina, si alguna vez había fantaseado estar con una mujer, esa mujer sería Claudia, debía aceptarlo, la rubia estaba muy buena, más de una vez se me hizo agua la concha mirándola o me hice la paja pensando en ella pero rápidamente intentaba quitar esos sucios pensamientos de mi mente y ahora la tenía allí comiéndome el clítoris y metiéndome los dedos.
- Yo sabía que algún día iba a terminar haciendo esto con vos – me dijo pegando su cuerpo al mío y dandome un rico beso en la boca, la abracé con fuerza y con mi mano busqué su concha, le metí dos dedos.
- ¿Puedo probar yo también? – le pregunté cuando dejamos de besarnos.
- Por supuesto amiga, no hay nada que desee más que eso – se sentó en la cama con las piernas bien abierta, yo me acerqué mucho a su concha y comencé a tocarla con los dedos, me excitaba la idea de que sería la primera vez que me comería una de estas, sin más vueltas acomodé mi cabello y saqué mi lengua, comencé a recorrerle la concha con la puntita como explorándola y conociéndola mejor, luego pegué mis labios a ella y empecé a succionar moviendo mi boca – aaaaaayy sii, tenés talento para ser lesbiana – sus palabras me calentaban más y hacían que se la chupe con más ganas, luego nos volteamos e hicimos un 69 muy bueno, estuvimos comiéndonos las conchas mutuamente hasta que ella notó mi gran excitación entonces me acomodó de espaldas contra la cama y undio su cara entre mis piernas, yo las cerré apretando su cabeza y giemiendo mucho mientras me amasaba las tetas, cuando abrí los ojos vi a mi hijo parado en la puerta que Claudia no había cerrado, estaba sonriendo y sin hablar, tenía su celular en la mano y supe que estaba filmándonos, en ese instante las chupadas me probocaron un fuerte orgasmo, apreté más mis piernas y gemí con más ganas mientras mi amiga se tragaba todos mis jugos, cuando me serené un poco abrí nuevamente mis ojos y vi que mi hijo se retiraba a su cuarto, yo seguí con Claudia como si nada pasara, nos arrodillamos ambas en la cama y nos besamos, ella me metió dos dedos en el culo – uy, que abierto tenés el culito amiga – yo busqué el agujero de su culo con mis dedos y se los metí.
- Mirá quién habla, el tuyo está peor – le dije mientras nos penetrábamos los culos mutuamente con los dedos, nos besamos durante un rato – te quiero comer la concha otra vez – me acosté boca arriba y ella se sentó en mi cara, se la chupé hasta que acabó ella también.

Esa noche se quedó a dormir conmigo y a la mañana siguiente nos volvimos a chupar las conchas antes de que cada una se vaya a su respectivo trabajo, cuando regresé a mi casa a la tarde encontré como siempre a Franco pajeándose en el sofá, solo que ahora estaba mirando en su celular el video que había grabado la noche anterior.

- No sabía que eras lesbiana – me dijo apenas me vio.
- No lo soy, eso que viste fue un evento aislado, una locura, una calentura y nada más.
- Calentura es la que tengo yo, ¿sabes una cosa? Yo pensaba no joderte más, anoche me cogí a tu amiguita Claudia y pensé que podría cogermela cuando quiciera, eso me alcanzaría, pero con lo que vi anoche me calenté mucho y necesito descargar ahora.
- ¿Me vas a decir que es mi culpa que vos andes espiando?
- ¿Espiando yo? Si solamente salí a mear y vi la puerta abierta, no hay que ser un espía muy habil para ver lo que hacían – con eso entendí que si era mi culpa y ya sabía lo que tendría que hacer, nada había terminado, debería seguir mamándosela, sin chistar me acerqué a él y comencé a chuparla toda – uy se ve que vos también quedaste caliente, la estás chupando con más ganas – era cierto, se la estaba comiendo con ímpetu moviendo rápidamente mi cabeza, como sabía lo siguiente que me pediría me puse de pié y me quité toda la ropa, antes de volver a agacharme me dijo – esperá, tengo ganas de estar acostado, vamos a tu cuarto – caminamos desnudos hasta el cuarto y él se tendio en la cama, yo me arrodillé y se la seguí comiendo - ¿vos también le comiste la concha? – me preguntó.
- Si, yo también – le contesté y él me hizo acostar boca arriba, acercó su verga a mi boca y me agarró una teta, inconscientemente comencé a masturbarme, él miraba como yo abría mis piernas y arqueaba mi espalda mientras me comía su verga, me sacudía en la cama y me metía los dedos con fuerza, pensandolo mejor no era tan malo tener una verga para comer todos los días, ya me estaba acostumbrando, pero no se lo diría a mi hijo. Cerraba mis ojos y engullía ese pedazo de carne, pero el momento de paz finalizó cuando sentí una mano intentando apartar la que me estaba metiendo por la concha, lo consiguió y sentí sus dedos tocando los carnosos labios de mi vagina intenté apartarlo pero sin conseguirlo, él me impedía sacarme la verga de la boca y no dejaba que mis manos se interpusieran, inmediatamente cerré mis piernas pero ya era tarde e inutil, los dedos de mi hijo ya estaban dentro de mi concha y me estaban masturbando, él tenia una postura más favorable sobre mi, apretaba mis piernas pero sólo lograba que los dedos entraran más.
- ¿A caso no querés que te pajee? – me preguntó Franco - ¿Qué tiene de malo? Vos me hacés acabar a mi y yo a vos – yo estaba muy concentrada chupándole la verga con los ojos cerrados y sin abrirlos muy lentamente comencé a abrir mis piernas lo más q pude felxionando mis rodillas, él acomodó sus dedos dentro de mi concha y comenzó a meterlos y sacarlos rápidamente haciendo que me moje aún más, pero no se contentó con meterlos en mi concha, rápidamente los acercó al agujero de mi culo, como tenía los dedos húmedos éstos entraron facilmente abriéndolo como en años pasados cuando tenía con quién practicar sexo anal – la parte que más me gusta de vos es tu culo mamá – me dijo él metiéndome con fuerza sus dedos, una conocida sensacion de placer inundo mi culo y sin dejar de mamarle la verga me acomodé mejor para que sus dedos entraran con mayor facilidad, con una mano apretaba mi cabeza y con la otra masturbaba mi cola sin detenerse, pasado un rato sacó su verga de mi boca y yo quedé con la cara en una almohada y levantando la cola manteniendo mis rodillas flexionadas él se acercó a mi por detrás y sin verlo pude saber que era su lengua la que se frotaba contra mi concha, me la chupaba de forma atolondrada pero efectiva y yo usaba la almohada para apagar mis gemidos y antes de que pudiera decirle algo su lengua ya habia alcanzado mi culo humedeciéndomelo, luego sentí su verga rozándomelo y solo atiné a levantar bien la cola y apoyar mis manos en la cama cuando sentí su verga abriéndome el culo como una flor y recorriéndolo hasta donde el largo de su tronco lo permitió, solté un grito – ¿Te dolió mamá? – me preguntó.
- Ahhhhh, no hijo, es por la falta de costumbre – dije apretando los ojos cuando comenzó a bombearme provocando cierta succion que me daba mucho placer, cuando ganó algo de confianza comenzó a penetrarme con más fuerza mientras yo le mostraba como grita su madre cuando se la cojen por el culo – Ay, ay, ay, ay!! – daba gritos cortos pero fuertes cada vez que su verga se me clavaba hasta el fondo, ya no me importaban los prejuicios, solo quería que me siga cogiendo – Así, así, no pares Franquito, ahhhh – me agarró fuerte de las tetas haciendo que me levante y pegando mi espalda a su pecho sin dejar de metérmela, llevé una de sus manos hasta mi peluda concha y lo obligué a meterme los dedos. De a poco nos fuimos tirando hacia atrás hasta que él quedo acostado boca arriba en la cama y yo sobre él dándole la espalda, puse mis pies sobre la cama y comencé a dar saltos haciendo que la verga me taladre el culo - ¿Te gusta el culito de mami? Te voy a enseñar lo que puede hacer – le dije cuando empecé a mover la cola en circulos mientras hacia que la verga entrara y saliera hasta que sentí su lechita calentita llenándome el culo y rebalsandolo. Me moví más rápido para que largue hasta la última gota. Luego ambos quedamos rendidos en la cama.

Al día siguiente llamé al trabajo para decirles que no podía ir, en cambio decidí ir a despertar a mi hijo con una buena mamada de verga y cuando se le paró le enseñé todo lo que mi concha sabe hacer, nos quedamos cogiendo todo el día hasta que no dimos más. Para celebrar la eficiente solucion al problema de mi hijo llamé a mi amiga Claudia, a Franquito le encantó vernos a las dos en acción comiéndonos las conchas delante de él. Obviamente él mientras tanto nos la metía por el culo a alguna de las dos, entre ambas nos encargamos de enseñarle muchos secretos del sexo y de hacerlo nuestro semental, Claudia nos visitaba cada vez más seguido y los días en que ella no estaba de todas formas me divertía mucho con mi hijo. No creo que su profesora vuelva a llamarme por algún problema con mi hijo.

Fin